cÚltimamente, el invierno nos está trayendo unas bodas de lo más bonitas, espectaculares y románticas.
Parece que el frío y la llegada y salida de la Navidad hace que la gente tenga más ilusiones, propósitos y que todo se viva con más calidez, más hogareño. Y, por supuesto, todo eso se ve reflejado en las bodas.
Parece que las bodas que se celebran entre octubre y marzo transmiten mucha calidez y romanticismo. Quizás es por los colores de la decoración, las luces, la ilusión de final e inicio de año… En fin, que casarse en invierno puede convertir a la boda en un día más especial si cabe.
Veamos las 6 razones por las que casarse en invierno es una apuesta igual de segura que casarse en verano.
1. La fecha no es un problema
En invierno al no haber tantas bodas, hay mayor disponibilidad de fechas en los sitios que más te gusten. No suele resultar un problema encajar una de las fechas que te guste con el tu sitio favorito.
2. Dos trajes en uno
En invierno, al jugar con las capas, los abrigos puedes sorprender a tus invitados una vez te quedas con el vestido al desnudo. Este accesorio permite que puedas llevar dos vestidos en uno. Jugar con el borreguito o el terciopelo es una pasada.
3. Di no al calor
Casarse en invierno hace que no tengamos esos días de bochorno, de extrema calor que hace que tanto la pareja como los invitados les preocupe el sudor en sus trajes o vestidos.
4. Ten una decoración diferente
Estamos acostumbrados a ver colores pasteles en las bodas, y casarse en invierno puede ser todo lo contrario. El rojo, el granate o el verde oscuro… generará una boda hogareña y diferente a lo habitual.
5. Gran disponibilidad de menús
Al obviar las altas temperaturas se puede jugar con prácticamente cualquier tipo de plato para servir a los invitados.
6. ‘Novia lluviosa, novia dichosa’
No te preocupes si llueve. Serás, seréis dichosos toda vuestra vida y es que aunque llueva.. el mundo no se para. ¿Os imagináis terminar una fiesta con la pareja y los invitados bailando bajo la lluvia? ¡Será increíble!